top of page
Search
Writer's picturejtellezinem

2 PERÍODO; FILOSOFÍA 11: EPISTEMOLOGÍA: AUGUST COMTE Y LA FILOSOFÍA POSITIVA (POSITIVISMO)




Positivismo

La instancia antifilosófica más consistente de la modernidad procede de una interpretación ideológica de las ciencias que tomó el nombre de positivismo. El pensamiento de su fundador, Auguste Comte, influyó en gran medida en la visión del mundo que prevaleció en las naciones industrializadas y desarrolladas en buena parte del siglo XIX y, desde ellas, se extendió a otros países. Durante el siglo siguiente, esta doctrina fue reformulada de modo más preciso y sutil por el neopositivismo. Aunque algunas de las tesis centrales del positivismo y del neopositivismo han sido abandonadas, otros aspectos —particularmente su cientificismo y la negación de la metafísica— no están superados: siguen presentes, aunque no tanto en el ámbito de la filosofía académica como en la enseñanza de las ciencias, en el mundo cultural en general y en los medios de comunicación.


El término “positivo” tiene distintas acepciones. Significa lo que tiene su origen en un acto institucional, divino o humano, que ha sido establecido; se opone, por tanto, a natural, estable o eterno y, en este sentido, se habla, por ejemplo, de derecho positivo, o de religión positiva. Según otra acepción, que sigue más de cerca la etimología (positum = “lo dado”, “el dato”), significa lo dado en la experiencia y, en consecuencia, lo directamente accesible a todos. Comte asume este segundo significado: para él, positivo indica, sobre todo, lo que es “real” (opuesto a ficticio o abstracto, o quimérico), lo observable, lo que puede controlarse experimentalmente, de manera que se sustrae a toda duda, es decir, lo “cierto”. En una tercera acepción, positivo significa también “fecundo”, “eficaz”, “útil”. Este significado es aceptado también por Comte: positivo es lo útil, lo utilizable en beneficio del hombre, sobre todo, a través del dominio de la naturaleza. Finalmente, para el fundador del positivismo, el término positivo incluye el significado de “orgánico”, es decir, aquello que se puede relacionar en un conjunto dotado de unidad, de sistematicidad.

Suelen distinguirse el positivismo científico y el filosófico. El primero sería un modo de entender la ciencia, que se limita a afirmar que el conocimiento científico debe atenerse exclusivamente a los “hechos” o fenómenos observables, a su descripción y a la formulación de las leyes que los relacionan. Esta modalidad del positivismo no niega la metafísica, al menos explícitamente. El positivismo filosófico, en cambio, niega a priori la metafísica, al considerar que los hechos empíricos puros son la única base del conocimiento, vanificando la pretensión de ir más allá de lo empírico.


«Todo lo que no es estrictamente reducible al simple enunciado de un hecho particular o general, no puede tener ningún sentido real o inteligible» [Comte 1965: 54].


Esta versión se centra principalmente en la doctrina de Comte, que marca el inicio de lo que propiamente se entiende por positivismo: el sistema que considera objeto de conocimiento únicamente los hechos de experiencia y sus conexiones; se debe abandonar, por tanto, la pretensión ilusoria de alcanzar la realidad en su esencia y en sus causas reales. El objeto de la ciencia no será ya la investigación de la causa, sino la determinación de las leyes invariables a las que están sometidas las realidades naturales. El positivismo limita el saber al estudio matemático de los fenómenos sensibles [Comte 1973: 188-189].


Por otra parte, el conocimiento de las leyes no tiene otro sentido que hacer posible la previsión racional de los hechos futuros, permitiendo el dominio sobre las cosas: conocer para prever y dominar. El propio Comte hace notar la filiación baconiana de estas ideas, al recordar la identificación que estableció el filósofo inglés entre ciencia y poder (scientia et potentia in unum coincidunt). La especulación positiva no pretende ser contemplación de la verdad, visión de las cosas, sino posesión de la ley de sucesión de los fenómenos para dominar el curso de los acontecimientos naturales. El único valor de la ciencia consiste, entonces, en proporcionar la base teórica para la acción del hombre sobre las cosas. En el positivismo, el conocimiento científico ha quedado reducido a técnica, a instrumento de poder [Comte 1973: 76-77].


Comte entendió la nueva ciencia como la forma más prometedora de acceso a la realidad y como la mejor apuesta a favor del progreso humano. Su capacidad de previsión la convertía en instrumento perfecto para el dominio racional del universo y de la sociedad. El positivismo llegó al extremo de ver en la ciencia un sustitutivo de la filosofía y de la religión, un saber absoluto, capaz de resolver todos los problemas y de liberar de todas las miserias humanas: la ciencia venía a ser la religión de los tiempos modernos.



August Comte (1798-1857) by Granger







160 views0 comments

댓글


Post: Blog2_Post
bottom of page